Nuestro Lema 2020: “Transformar nuestra mirada con Esperanza para poder ser Luz”. En estos tiempos que nos toca transitar, los invitamos a compartir dos propuestas: reflexionar en familia la Palabra de Dios y el Evangelio del Domingo con la mirada de un invitado.
9 de agosto
Evangelio del Día con la Reflexión del P. Raúl Pizarro
Mt 14, 22-33 – “Señor, ¡Sálvame!”
¡Gracias familia Cuenya! Dolores y Ramiro con Martina (15), Juana (15) y Ramón (5to. EP)

Encuentro con la Palabra en Familia: Celebrar, trabajar, compartir, encontrarnos, escucharnos, respetarnos y rezar juntos; es el modo en que la comunidad es puesta en práctica y es fortalecida. Invitamos a todas las familias a vivir un encuentro con la Palabra de Dios que es siempre la Buena Noticia que salva y libera.
Preparación:
- Nos ponemos en presencia de Dios: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Dios está presente en medio nuestro.
- Invitación al silencio: se puede colocar una música suave para crear el clima deseado. El que guia, pide a todos que cierren los ojos, y que empiecen a respirar suavemente por la nariz, registrando el aire que entra y sale del cuerpo para calmar el ritmo mental. Realizar este ciclo tres veces.
- Lectura de la Palabra de Dios: Antes de empezar a leer es disponemos el corazón al recibir la Palabra de Dios, sobre todo si hay niños presentes. Les sugerimos algo así: La Palabra de Dios me habla hoy a mí, me habla al corazón. Por eso te invito a que trates de escuchar atentamente este texto, tratando de imaginarte a Jesús, a las personas que van apareciendo, el lugar, las cosas que dice y hace, con quiénes habla y el mensaje que les deja. Como si en tu mente pudieras observar toda la escena. Esperar unos segundos y continuar con la lectura del evangelio de Mt 11, 25-30, pero antes de leerla la vamos a poner en su contexto. Es importante poner a los textos en el contexto en el que se hablaron, para dejar que el texto hable:

“Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para esta a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos». Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos». Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados». «Tráiganmelos aquí», les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños”.


4. Momento de Reflexión
Los invitamos a descubrir qué me dice Dios hoy al recibir su Palabra. Antes de comenzar, es importante invitar a todos a volver a realizar una respiración profunda, a registrar nuevamente el ritmo de la respiración y luego pedirles que abran los ojos. Preguntar si hubo alguna palabra que no hayan entendido y aclararla.
- ¿Qué hace Jesús en el comienzo del texto?
- ¿Por qué las personas seguían a Jesús? ¿Qué les parece que encontraban en él? ¿Qué provocaba en ellas?
- ¿Qué le sucede a Jesús al ver a la gente que lo siguió?
- ¿Qué sucede al llegar el atardecer?
- ¿Qué propone Jesús a sus discípulos?
- ¿Cómo se resuelve la situación de hambre que tiene la gente?
- ¿Qué paso con la comida?
Para compartir lo que cada uno sintió y el mensaje que le dejó esta Buena Noticia, les sugerimos estas preguntas.
- “«Despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos». La gente tenía hambre, tenía una necesidad ¿Qué estoy necesitando hoy? ¿Qué necesitan los que están cerca mío?
- «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados». Aunque parezca poco ¿Qué tengo yo para dar?
- “Todos comieron hasta saciarse” ¿Creo que Dios puede saciarme? ¿Tengo alguna experiencia en la que Dios me sacio? ¿Cuándo? ¿Cómo fue?
- “Con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños” ¿Creo que Dios puede multiplicar lo que tengo para dar? ¿Tengo alguna experiencia en la que Dios multiplicó lo que yo entregaba a otros o ponía en sus manos? ¿Cuándo? ¿Cómo fue?
Es muy importante que cada uno sienta que es escuchado y que se respeta el espacio que tiene para hacerlo. Les dejamos a continuación, los cinco niveles de comunicación, para poder realizar una escucha atenta.
1- Escuchar de corazón a quien está hablando.
2- No interrumpir de ningún modo.
3- Distribuir el uso de la palabra en tiempos iguales.
4- Intervenir en la segunda ronda sólo si ya lo han hecho en la primera todos los que así lo desearan.
5- Respetar la confidencialidad.
5. Oración final:
Invitar a realizar una oración espontánea retomando lo que fue saliendo en la reflexión del texto, también puede ser de acción de gracias o una petición personal. Una vez que todos pudieron expresar lo que sintieron, rezar el Padre Nuestro.
“Vive Jesús en nuestros corazones, por siempre”.
“Este momento de encuentro con Dios por medio de su Palabra lo hicimos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.