8 de mayo: Día de la Virgen de Luján

Hoy es el día de la Virgen de Luján
En su día, nos acercamos a nuestra Madre, como tantas veces lo hemos hecho, caminando hasta su encuentro para pedirle por la Patria. En estos tiempos tan difíciles para todos los argentinos le pedimos que acerque nuestras intenciones hasta las manos de su Hijo y nos siga alentando a seguir el camino.
Les compartimos la oración de la Patria que los Obispos argentinos escribieron en el 2001 para rezar por todos los que formamos este país.
Confiando en el Señor de la historia junto a María le decimos:

Oración por la Patria


Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.

Historia de la Virgen de Luján

Su historia comienza en el año 1630, cuando Don Antonio Farías de Saá, un portugués que vivía en Santiago del Estero, quería tener en la Capilla de su casa un altar dedicado a la Virgen María. Le escribió a un amigo que vivía en Brasil, encargándole dos imágenes de María, la Inmaculada Concepción y otra con el Niño Jesús en los brazos.Cuando las imágenes de la Virgen llegaron al puerto de Buenos Aires, colocaron las dos cajas de madera en la carreta que emprendería el viaje hacia Santiago del Estero. Al amanecer del tercer día, estando a orillas del río Luján, inexplicablemente los bueyes que tiraban la carreta, no se movían. Entonces empezaron a quitar carga de la carreta para hacerla menos pesada y nada.

Siguieron sacando la carga y nada. Quedaba solo un pequeño cajoncito arriba de la carreta, y alguien lo tomó y lo quitó, al hacerlo, los bueyes comenzaron a moverse normalmente. Colocaban el cajoncito adentro de la carreta y se frenaban otra vez. Curiosos los viajeros y las personas del lugar, quisieron conocer lo que había adentro. Cuando abrieron el estuche, ¡encontraron la imagen de la Inmaculada Concepción de María! Todos comprendieron que lo que había ocurrido era una señal de la Virgen, que quería permanecer en ese lugar. Con mucha fe, todos los que estaban allí se pusieron a rezar y por estar tan cerquita del río Luján, a la Virgen la bautizaron Nuestra Señora de Luján.

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