Gira 2025 – Donde comenzó el camino de Newman

Desde el momento en que aterrizamos en Dublín, y mientras el bus avanzaba por el paisaje irlandés, fue como si la tierra misma nos diera la bienvenida. Los caminos sinuosos, la luz suave, los silenciosos campos verdosos… todo transmitía la inconfundible sensación de un comienzo. No estábamos simplemente viajando; estábamos regresando al lugar donde todo había empezado mucho antes de que comenzáramos nuestra vida escolar en Newman.

Callan profundizó aún más ese sentimiento. Fue un regreso al hogar del espíritu. Caminar por el lugar de nacimiento de Edmund Rice resultó profundamente conmovedor. Cada piedra, cada puerta, parecía susurrar recordatorios de los valores que habían guiado con suavidad a nuestros alumnos desde la infancia hasta este mismo viaje.

Y en medio de ese paisaje sagrado, algo igualmente poderoso sucedió: la amistad reveló una profundidad que nunca habíamos visto del todo. Como si todos los años de aulas compartidas se hubieran entrelazado de pronto en un único hilo. Los grupos de siempre, los límites invisibles, las amistades habituales… todo se desvaneció. Nadie quedó solo. Los estudiantes se movían como uno, no por costumbre, sino por un auténtico y luminoso sentido de hermandad.

Después de que Callan nos afirmara en la verdad y en el sentido de pertenencia, Londres nos ofreció capítulos igualmente inolvidables. Ser invitados al Captain’s Run fue como entrar en otra tradición, una forjada en el esfuerzo, el orgullo y la resiliencia. Y luego, en la inmensidad de Twickenham, vimos jugar a Los Pumas. Incluso en la derrota, hubo una nobleza silenciosa en el rugido del estadio, recordándonos que la esencia del espíritu no se mide en la victoria, sino en el coraje y el corazón.

A lo largo de todo el viaje, nos acompañó el Hermano John Burke, un pilar de sabiduría y entrega. La manera en que cerró la experiencia —entrelazando emoción, memoria y propósito en sus palabras— fue profundamente conmovedora. Su reflexión se convirtió en una invitación a mirar hacia atrás sobre estos doce años con gratitud, con asombro y con la certeza inquebrantable de que lo vivido seguirá iluminando lo que está por venir.

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